(Barcelona, 1893 - Palma, 1983)
Joan Miró nace en Barcelona en 1893, pero sus paisajes
emocionales, los que lo formarán como persona y artista, son esencialmente
Mont-roig, París, Mallorca y más adelante Nueva York y Japón. Mont-roig, una
pequeña población de la comarca del Baix Camp, será el contrapunto a la
agitación intelectual que vive en París en los años veinte junto a los poetas
surrealistas, y al estímulo del expresionismo abstracto que descubre en Nueva
York en los años cuarenta. Más tarde, en plena Segunda Guerra Mundial, Joan
Miró abandonará su exilio en Francia y se instalará en Palma de Mallorca,
espacio de refugio y de trabajo, donde su amigo Josep Lluís Sert diseñará el
taller que siempre había soñado.
El arraigo al paisaje de Mont-roig primero y al de
Mallorca después será determinante en su obra. El vínculo con la tierra y el
interés por los objetos cotidianos y por el entorno natural serán el trasfondo
de algunas de sus investigaciones técnicas y formales. Miró huye del
academicismo, a la búsqueda constante de una obra global y pura, no adscrita a
ningún movimiento determinado. Contenido en las formas y en las manifestaciones
públicas, es a través del hecho plástico donde Joan Miró muestra su rebeldía y
una gran sensibilidad por los acontecimientos políticos y sociales que lo
rodean. Este contraste de fuerzas le llevará a crear un lenguaje único y
personalísimo que lo sitúa como uno de los artistas más influyentes del siglo
XX.
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